Mitos en la lactancia I

En torno a la lactancia materna hay numerosos mitos que nos acompañan desde hace mucho tiempo. Estos mitos no sólo no disminuyen sino que parecen que aumentan a lo largo del tiempo. Este hecho se debe a que los referentes que nos rodean (abuelas, tías..etc) son en la mayoria de los casos madres que no han amamantado y no disponen de información correcta en relación a la lactancia materna. Otra de las razones son profesionales sanitarios que no se han reciclado y no disponen de información actualizada.
El listado de mitos es enorme y los iré poniendo en los siguientes artículos para no aturullaros, aquí os nombro cinco mitos muy, muy extendidos:
La lactancia materna es dolorosa y hay que hacer callo: nada más lejos de la realidad. La lactancia materna no debe doler y no tenemos porque aguantar ningun tipo de dolor. Si sentimos dolor es porque falla el agarre y se debe corregir con la ayuda de una asesora de lactancia.
No tengo suficiente leche: la mayoria de las mujeres tiene suficiente leche y de hecho, los casos de hipogalactia (baja produción de leche) no son habituales. Lo que si que tenemos que tener claro es que la producción de leche está condicionada por la demanda del bebé, es decir, cuanto más tomas y más succione el bebé, mayor producción de leche tendremos.
El calostro no es suficiente y hasta que me suba la leche (o baje, según en que país estemos) el bebé va a pasar hambre y mejor le damos biberón para calmarle: El calostro es la leche del recien nacido y cubre todas las necesidades nutricionales e inmunológicas del bebé. Además, el hecho de que el bebé succione y se alimente del calostro, favorecerá la subida/bajada de la leche y las necesidades de apego y contacto piel con piel del bebé.
Mi leche es de mala calidad y/o está aguada: No existe leche materna de mala calidad. De hecho se han hecho estudios con madres desnutridas y se ha confirmado que su leche es de buena calidad para alimentar a sus bebés.
Tengo los pezones planos o invertidos y no puedo dar el pecho: el bebé cuando amamanta no solo coge el pecho sino que coge también la areola. Además, cuando succiona, el bebé hace el vacio y provoca que el pezón salga hacia afuera. Fuente: EDULACTA